El batallón de
Infantes de la Patria fue un cuerpo militar formado a partir de una guardia de
milicianos voluntarios llamado Batallón de Pardos, creado con objeto de vigilar
las calles y proteger el comercio, algo así como los serenos. Esta milicia se
formó exclusivamente con afrochilenos mestizos, que eran civiles que se
desempeñaban en labores de comercio y artesanía como zapateros, barberos,
sastres y similares. Para estos ciudadanos, hombres libres afrodescendientes,
era una forma de subir en la cerrada jerarquía social de aquellos tiempos,
aunque tuvieran que costearse en forma personal su equipo y armamento. Si bien
les significaba gastos y tiempo de servicio, les permitía la obtención de
beneficios y prestigio social, algo muy valorado en la época. La oficialidad
fue al comienzo de ciudadanos españoles de las llamadas familias patricias,
pero con el tiempo fueron comandados igualmente por oficialidad de color.
Además de su trabajo normal de guardias cívicos, empezaron a reemplazar a los
soldados de línea, cuando por alguna emergencia, éstos debían salir de
Santiago.
Tuvo una destacada participación durante la
independencia de Chile, tanto en la Patria Vieja como en el período denominado
Patria Nueva y aunque es recordado con este nombre, no siempre fue conocido así
ni tampoco fue un batallón. Su historia debe rastrearse a las unidades
milicianas de pardos que existían en la capital del reino y que tuvieron una
vida continua, dado que los primeros antecedentes de cuerpos de pardos datan
del siglo XVII. Para 1720 existía una compañía de negros y morenos libres, la
que fue creciendo a tal punto en los años posteriores que para 1750 tenía
fuerza suficiente para crear una nueva compañía, la que se estructuró en dos
cuerpos: La de la Cañasa (Infantería) y la de Artillería. Esta organización duró poco , debido a que el
gobernador Manuel Amat realizó una reestructuración de las fuerzas milicianas,
que tenía directa incidencia en los pardos. En consecuencia, este cuerpo fue
dividido en tres secciones: Húsares de Borbón (caballería ligera), de
Granaderos (infantería pesada) y de Artillería, con alrededor de 200 miembros.
Sobre su estructura se estableció un doble criterio de
selección para los soldados negros, el que fue por ubicación geográfica y
racial. El racial, establecía que los zambos debían alistarse en la unidad de
caballería ligera, los negros y mulatos en la de La Cañada y todos ellos podían
ser reclutados para la Artillería. El criterio de localización espacial,
estableció que los milicianos serían reclutados según el barrio de residencia.
Esto produjo algunas polémicas, ya que, como se comprenderá, tuvo por resultado una serie de disputas
entre los oficiales de dichas compañías, quienes pugnaban por alistar el mayor
número de hombres en sus filas y no dudaban en literalmente, robar los soldados
de los otros cuerpos de milicias de castas, amparados en que o bien debían
pertenecer a su compañía por su condición de mulatos o zambos o si no, porque
residían en un lugar determinado de la ciudad, pues ambos criterios parecían
ser válidos al momento del reclutamiento.
Posteriormente, en 1762, el gobernador Antonio Guill y
Gonzaga realizó una nueva reforma sobre este cuerpo, dejando estructuradas las
compañías de la siguiente manera: una de Artillería, la de zambos libres, la de
La Cañada y la del Río. Sin embargo, la anterior organización solamente duró un
año, ya que el gobernador Agustín de Jáuregui aumentó en una compañía de
infantería la fuerza de los pardos y por primera vez se dispuso que el comando
de estas tropas recayese en un capitán comandante pardo, el maestro barbero
Jorge Gregorio de Arenas. Anteriormente el comandante de todas las compañías
fue un oficial blanco, aunque se debe mencionar que los capitanes de cada
compañía y sus oficiales eran de color.
Sargento José Romero, "Zambo Peluca" |
Respecto de su disciplina interna, el cuerpo de pardos, al
igual que otras unidades de milicias se regían principalmente por el Reglamento
para las Milicias de Infantería y Caballería de la Isla de Cuba del 19 de Enero
de 1769, que fue extendido al resto de América por Real Orden en 1791.
La unidad permaneció sin cambios aparentes hasta la
instalación de la Junta Gubernativa del Reino
el 18 de Septiembre de 1810, y la orden que ésta dio el 2 de diciembre
de erigir nuevos cuerpos regulares de tropas en la capital. Es muy probable que
producto de la creación de fuerzas regulares en Santiago, se haya decidido
aumentar las del cuerpo de pardos. Esto con el fin de convertirlo en batallón,
siguiendo la línea de poseer un núcleo de tropas que protegiera a las nuevas
autoridades instaladas, en previsión de que ocurriese algún imprevisto como
sucedió con el Motín de Figueroa el 1 de abril de 1811.
El Batallón de Milicias Disciplinadas de Pardos se
encontraba acantonado dicho mes y no concurrió como los Granaderos y otras
fuerzas a sofocar el alzamiento. Esta situación no tuvo mayores consecuencias,
a diferencia de lo que ocurriría con el primer golpe de Estado dado por José
Miguel Carrera el 4 de septiembre del mismo año. El no haber concurrido con las
tropas en apoyo del movimiento revolucionario, molestó sobremanera a los
oficiales, quienes expusieron en el Congreso lo siguiente:
Se leyó una representación de los oficiales de milicias del
cuerpo de pardos, manifestando el sentimiento de no haber concurrido al
servicio de la patria en el acaecimiento del día 4, por la poca actividad de su
comandante, i que, para evitar algún accidente , i ponerse en el estado de
disciplina que las haga útiles como desean, se encargase la inspección al
coronel comandante de asamblea, don Juan de Dios Vial. Se acordó esto último, i
previno a dicho oficial que proponga las reformas que tenga por convenientes a
la Junta de Gobierno, a quien se remitió este negocio.
El comandante era Juan de Dios Portillo y su inacción le
costó el puesto y pasar a retiro.
Respecto de su estructura, luego que fue elevado a batallón,
sus compañías aumentaron de cuatro a seis, las que en su totalidad eran de
fusileros de infantería.
Nuestros hermanos los pardos han manifestado siempre una
ardiente y generosa adhesión a nuestros principios. Deben contarse entre los
valientes defensores de la patria. Ya su cuerpo está aumentado a la clase de
batallón, i dentro de poco, podrá competir con los veteranos
Debido a los cambiantes sucesos políticos que acaecían, el
batallón no logró estar ajeno totalmente a ellos. Como lo fue la fallida
conspiración del 27 de noviembre de 1811 contra los Carrera, en que se acusaba
al Subinspector de pardos, Juan de Dios Vial Santelices, que había sondeado los
ánimos de los oficiales y tropa de los pardos para indisponerlos contra el
gobierno de turno. En consecuencia, el Subinspector pidió testimonios a parte de la oficialidad de los pardos quienes entregaron su apoyo a Juan de Dios Vial
desmintiendo que intentó amotinar algún cuerpo militar contra el gobierno.
Pese a esta situación menor, la vida de la unidad siguió su
curso y al igual que sus pares, fueron llamados a servicio para hacer frente a
una inesperada amenaza, los patriotas de Concepción liderados por Juan Martínez
de Rozas. Este líder político exigía volver a una representación legislativa
equitativa como se había planteado en sus orígenes, situación que cambió con la
llegada al poder del grupo carrerista, dado que habían clausurado el Congreso
Nacional el 2 de diciembre mediante un nuevo golpe de Estado. Esto finalmente
ocasionó el quiebre entre ambas ciudades, y Concepción movilizó sus fuerzas, lo
que provocó a su vez, que las tropas capitalinas fueran enviadas hasta Talca.
Vestimenta de los milicianos |
Solamente partieron las tropas regulares, y pese a que posteriormente hubo un pedido
de los oficiales de las diversas unidades de milicias disciplinadas, estas no
fueron enviadas.
Cabe recordar que las milicias disciplinadas, solamente
realizaban asamblea (instrucción) de forma esporádica, generalmente los fines
de semana. Pero recibían paga cuando se les llamaba al servicio, el resto del
tiempo, solo los oficiales y suboficiales encargados de su instrucción recibían
un prest.
Es por esto que permanecieron acuartelados en la capital en
espera de ser llamados, cosa que no ocurrió. Luego fueron liberados de sus
obligaciones con fecha 30 de Mayo ya que el erario debió privilegiar el pago de
las tropas del sur y el de los Voluntarios de la Patria. Finalmente fueron
movilizados por José Miguel Carrera, el 1 de Junio de 1812, cuando inició la campaña
en el Sur por el desembarco de la primera expedición realista al mando del
brigadier Antonio Pareja.
Los pagos se hacían mensualmente, pero en caso de que el
servicio fuera solo algunos días, se les entregaba la proporción
correspondiente.
-
50 pesos los capitanes
-
32 pesos los tenientes
-
25 pesos para los alféreces
-
15 pesos los sargentos 1°
-
13 pesos para los sargentos 2°
-
12 pesos para los cabos 1°
-
11 pesos para los cabos 2° (pífano y tambor)
-
10 pesos para los soldados
Este sueldo tenía que servirles para reemplazar el que
alcanzaban con sus labores diarias, y también era ocupado, al menos por los
oficiales, para comprar su propio uniforme, el que presentaba un carácter de
obligatorio. Sin embargo, en el caso de la tropa dependía del comandante del
cuerpo, dado que podía permitirles usar un simple poncho como uniforme en caso
de ser necesario. El uniforme que utilizaron los pardos, probablemente debió
ser casaca y calzón encarnado, solapa, chupín y vuelta verde, ojal y botón de
plata.
Por decreto del 25 de abril de 1813, el Batallón de Milicias Disciplinadas de Pardos pasó a denominarse Batallón Infantes de la Patria,
según consta lo siguiente:
1.
El nombre de batallón de pardos queda para
siempre abolido en el territorio de Chile. Los militares se emplean todos en la
defensa de la patria i ella sin distinguir de condición los aprecia igualmente,
no teniendo otra consideración sino a sus virtudes.
2.
El batallón que hasta ahora se ha conocido con
este título se denominará en adelante Batallón Infantes de la Patria.
Llegaron a Talca 250 Infantes el 4 de Mayo de 1813 y se
incorporaron al Ejército Restaurador. Desde allí marcharon a Longaví, sonde se
dio una nueva organización a las fuerzas patriotas, pasando los Infantes junto
a los Voluntarios a formar la 3° división bajo el mando del Maestre de Campo
brigadier Juan Mackenna O’Really. Sin embargo, a los pocos días el Infantes fue
separado de la III división e incorporado a la II, así marcharon los pardos a
su bautizo de fuego, el que encontrarían el 15 del mismo mes en la Batalla de
San Carlos.
Las tropas realistas fueron sorprendidas por el Ejército
Restaurador bajo el mando de José Miguel Carrera en San Carlos. Su jefe
interino Juan Francisco Sánchez hizo colocar a sus 27 piezas de artillería
sobre un cerro y a su infantería formar un cuadrilongo protegiéndolas, a su
espalda tenía el río Ñuble por lo que solamente debía preocuparse de su frente
y sus alas. A su vez, el jefe patriota mandó el despliegue de sus fuerzas con
la Infantería la centro, compuesta por el Batallón Granaderos de Chile y el
Batallón Infantes de la Patria y la Caballería a los flancos con el objetivo de
rodear a los realistas y cortarles el paso. Sin embargo, el comandante de la II
división se lanzó al ataque con sus granaderos y estropeó el plan de ataque,
debido a que el Granaderos se dispersó en pelotones haciendo fuego, en ese
instante el Infantes entró al ataque de frente y sufrió la misma suerte. Pese a
que ambas unidades continuaron el combate hasta la tarde, la batalla estaba
decidida a favor del bando realista.
Posteriormente, Sánchez se encerró en Chillán y los
patriotas ocuparon Concepción el 23 de Mayo. No ocurrió lo mismo con Talcahuano
que se hallaba defendida tanto por tierra como por mar, debió ser tomada por la
fuerza.
Al amanecer del día 29 las guerrillas del capitán Joaquín
Prieto y del teniente Ramón Freire, apoyadas por 200 soldados del Batallón de
Infantes de la Patria con 2 piezas de artillería, atacaban las alturas del
morro, mientras, el resto de la infantería, reforzado por un cañón, avanzó por
las alturas cercanas a San Vicente y obligó a los defensores a huir hacia los
buques surtos en la rada, dejando un buen número de muertos y ciento cincuenta
prisioneros.
Batalla del Roble |
Luego de esta acción el batallón participó en pequeñas
acciones de guerra, pero no como unidad, sino que fraccionado. Uno de sus
pelotones junto a otro del Voluntarios de la Patria fue aniquilado el 1 de
Julio en camino hacia Chillán como refuerzo de las fuerzas sitiadoras. Parte de
sus fuerzas estuvieron en el sitio de Chillán y partició en las acciones del 2
y 5 de agosto. Otra quedó de guarnición en Talcahuano y otra continuó esta
primera campaña y sufrió el ataque nocturno durante la Batalla del Roble el 17
de octubre de 1813.
Luego de estos combates los oficiales se vieron envueltos en
otro incidente político, producto de la desunión de José Miguel Carrera y sus
hermanos. Sin embargo, Carrera retrasaba su partida y cuando lo hizo, el
quiebre entre las tropas era evidente, algunos apoyaban a O’Higgins, nuevo Comandante
en Jefe y otros al saliente. Por este motivo, la oficialidad del Infantes y de
los Voluntarios de la Patria junto a la de los cuerpos milicianos acantonados
en el campamento militar del Troncón, redactaron el siguiente documento:
Excmo. Señor:
Deseosos de precaver los insultos que nos anuncia la
situación en que nos hallamos expuestos por la poca consideración de los jefes
al bien público y a padecer las vejaciones de los enemigos que con insolencia
intentan violar nuestros derechos y coartar nuestra libertad; usando de ella y
de los medios más oportunos que inspira la prudencia, hemos pactado aproximarse
a Itata con la fuerza de los infantes de la patria y los voluntarios, uniendo a
estos los milicianos de Concepción con tras divisiones que se reunirán en el
caso hasta formar una fuerza de doscientos y más fusileros.
Finalmente, el anterior problema se vio resuelto por la
captura de los Carrera y por la llegada de una nueva expedición realista, esta
vez al mando del brigadier Gabino Gaínza. El Batallón Infantes de la Patria
antes de comenzar esta nueva campaña, recibió un refuerzo aproximado de 150
pardos que se habían quedado de guarnición en Santiago, lo que en parte
supliría las bajas experimentadas por este cuerpo debido a los combates, las
enfermedades y las deserciones.
La primera acción de importancia de esta nueva campaña fue
la captura de Talca, la que se hallaba defendida por una reducida fuerza de 110
fusileros, 70 artilleros y 30 milicianos de caballería. Entro los primeros de
la anterior relación se encontraban un número indeterminados de pardos, uno de
ellos fue José Romero, conocido como Zambo Peluca, estaba en la defensa de
Talca y sobrevivió a la Guerra de Independencia y llegar al grado de sargento
mayor.
Los patriotas estaban acampados en el Quilo y el Membrillar,
esperando los refuerzos al mando de Blanco Encalada. Parte de los Infantes
junto a otras fuerzas que se hallaban en Quilo bajo el mando de O’Higgins
lograron rechazar fácilmente a las tropas realistas aquel 16 de marzo de 1814, dado
que estas estaban constituidas, en su mayoría por guerrilleros y su misión no
era atacar a O’Higgins sino distraerlo. Los núcleos patriotas de O’Higgins y
Mackenna localizados respectivamente en el Quilo y el Membrillar no podían ir
en refuerzo, así que debieron prepararse para la defensa. El primero de ellos
se tardó en ir como refuerzo de Mackenna debido al temor que tenía de ser
atacado nuevamente, lo que ocasionó que el brigadier irlandés tuviera que
afrontar con sus fuerzas el ataque del grueso realista aquel 20 del mismo mes.
Posteriormente, los realistas acabaron con un refuerzo conducido por Blanco
Encalada en Cancha Rayada el 29 de marzo de 1814. Lo que dejó a las fuerzas
patriotas en un mal estado, pero a su vez los realistas tampoco estaban mejor,
lo que di opaso a las negociaciones que culminaron en el Tratado de Lircay el 3
de Mayo del mismo año, que fue una tregua necesaria para ambas fuerzas.
Dicha paz transitoria se vio interrumpida por el golpe de
Estado que dieron los Carrera el 23 de Julio de 1814 en Santiago, lo que
provocó la reacción de O’Higgins y sus fuerzas. La oficialidad que estaba bajo
su mando en Junta de Guerra celebrada el 28 de Julio en Talca resolvió por voto
casi unánime (sólo José María Benavente estuvo en contra ya que era amigo
personal de los Carrera) marchar a reponer las autoridades sacadas por los
Carrera por la fuerza de ser necesario. El único oficial de los Infantes que
tenía el grado mínimo requerido de capitán para participar en dicha votación y
decidir por su cuerpo, dijo lo siguiente:
El capitán de Infantes de la Patria don Joaquín Alcaya dijo
que opinaba del mismo modo que el capitán Correa (este opinó lo siguiente: que
estando cierto que las corporaciones de la capital de Santiago no tenían
facultad para elegir un gobierno que mandase a todo el reino, no obedecía a la
autoridad nuevamente instituida) y lo firmó.
Una vez tomada la decisión, las fuerzas del Ejército
Restaurador bajo el mando de O’Higgins partieron a cumplir su cometido. Pero
como era de esperarse, José Miguel Carrera logró alistar las pocas fuerzas que
poseía en la capital y se preparó para la defensa en la línea de Las Tres
Acequias, al este del río Maipo, dejando al mando de ellas a su hermano, el
coronel de Artillería Luis Carrera. La vanguardia de O´Higgins compuesta de
Dragones de la Frontera, el 26 de agosto fue recibida por tiros de los
fusileros y de la artillería carrerista y posteriormente fueron atacados por
las milicias de Caballería, por lo que debieron retirarse derrotados. Mas O’Higgins
no había renunciado a intentar otro ataque con todas sus fuerzas, siendo un
elemento principal de este nuevo intento los Infantes de la Patria. Cuando
recibió la noticia de la llegada de un emisario del brigadier Mariano Osorio,
jefe de la tercera expedición realista, se vio obligado a buscar un acuerdo con
José Miguel Carrera y unir sus escasas fuerzas para afrontar esta última
campaña.
Las fuerzas del batallón se hallaban muy disminuidas, por el
desgaste natural de campaña y además, porque habían perdido los hombres que
guarnecían Talcahuano. El brigadier Osorio desembarcó sus fuerzas en Talcahuano
el 13 de agosto y rindieron Concepción el mismo día luego de una defensa a la
desesperada realizada por la escasa tropa patriota, compuesta por 130 fusileros,
60 lanceros y algunos vecinos. Todas las fuerzas que protegían la ciudad, entre
ellos un pelotón de Infantes, fueron hechos prisioneros por varios años, como
lo fue el sargento 1° Tadeo Mateluna.
Dando por perdidas las fuerzas al sur del río Maipo, José
Miguel Carrera comenzó a reorganizar las tropas. El Batallón de Infantes de la
Patria junto al Regimiento de Ingenuos de la Patria, se unieron para formar el
Batallón de Infantería de Línea N°4.
Los Ingenuos de la Patria fue una unidad creada por decreto
de la Junta Gubernativa de Chile el 25 de agosto de 1814. En base a esclavos
que debían entregar sus dueños a los que se les pagaría el precio de venta
normal. Estos hombres al ser incorporados en esta unidad podían acceder a su
libertad pero luchando por ella. Lamentablemente, por falta de instrucción y el
poco tiempo que hubo no fueron una fuerza efectiva.
Al analizar la nueva estructura del Batallón, se puede dar
cuenta que los Infantes de la Patria finalmente pasaron a ser una unidad
regular y por ende, tuvieron por primera vez una capellán y un cirujano.
Supuestamente, el
nuevo Batallón de Infantería de Línea N°4 debió tener una fuerza de 700
hombres sin contar a su Plana Mayor. Pero cabe preguntarse de dónde iba a sacar
esa cantidad de soldados pardos. Por suerte había 100 Infantes resguardando
Valparaíso junto a otras fuerzas desde el comienzo de la guerra. Estos fueron
llamados por Carrera el 28 de Julio de 1814 para la capital. Según las
anotaciones del mismo Carrera en su diario, los Infantes que estaban bajo el
mando de O’Higgins después del combate de Tres Acequias eran solamente 47. Esto
sin contar los Ingenuos que pudo haber reunido desde su reciente creación. Por
lo que resulta muy lógico que en el estado de fuerzas de las tropas que combatirían
en Rancagua, el Batallón de Línea N°4 solamente tuviera una fuerza de 186
soldados y 9 oficiales incluyendo a su comandante Ambrosio Rodríguez.
El batallón marchó al sur como parte de la III división que
se encontraba bajo las órdenes directas del coronel Luis Carrera. Hubo una
divergencia de planes entre O’Higgins y José Miguel Carrera, el primero quería
hacer resistencia en Rancagua y el segundo en Angostura de Paine.
Finalmente no se realizó ninguno de los dos planes a
cabalidad, se fortificó en algún grado la Angostura de Paine y se dejaron
fuerzas resguardando el Cachapoal. Debido a que las tropas realistas lograron
traspasar dicho río sin ser impedidos, las fuerzas de la I y II divisiones se
encerraron en Rancagua. Así comenzó el 1° de octubre la sangrienta y larga
batalla que duró hasta el día siguiente. Por suerte para los Infantes su nueva
unidad estaba encuadrada en la III división y no sufrieron el rigor de la tabla
aunque el 2 de octubre realizaron un ataque para que los patriotas efectuaran una
salida de dicha plaza que no concretaron por falta de coordinación.
Posteriormente los restos de la I y II realizaron una salida a la fuerza,
rompiendo el cerco realista y retirándose con los que quedaba de la III.
Pero este no fue el fin de las penurias de los Infantes, ya
que tuvieron que proteger la retirada patriota y entablar un último combate en
la Ladera de los Papeles. Como informa el mismo Osorio en un comunicado al
Virrey del Perú.
El enemigo, en precipitada fuga, abandonándolo todo y con
poquísima gente, pues quizá no llegaría a cien hombres, pasó la cordillera del
13 al 14; desde Colina a la cumbre de Los Andes, hasta donde se les pudo
seguir, se le tomaron nueve piezas de artillería de diferentes calibres, con
algunas cureñas que no tuvo tiempo de quemar; muchas municiones,
particularmente de cañón, más de 300 fusiles, más de 200 prisioneros, sin
contar 36 muertos que tuvo en la pequeña acción que quiso sostener en la altura
más arriba de la ladera llamada de Los Papeles, dentro de la cordillera; la
bandera del Batallón de Ingenuos, con la misma divisa negra…
Esta información se puede contrastar con la que existe
anotada en la Hoja de Servicios de Pedro Nolasco Vial.
En la de Rancagua desde el 26 de setiembre hasta el 15 de
octubre de 1814, al mando del Batallón Infantes de la Patria i cuatro piezas de
artillería i con la fuerza que salvó de la acción de Rancagua en los días 1 y 2
de octubre protegió la retirada hasta la otra banda de la cordillera, precipitó
los cañones en la ladera de los Papeles, por la imposibilidad de conducirlos i
entregó en Mendoza en 16 de octubre 14 artilleros y 94 infantes con sus armas y
bandera de batallón.
En ambas fuentes queda claro que en la cuesta de Los
Papeles, las fuerzas patriotas que sobrevivieron al enfrentamiento de los
realistas eran alrededor de 100 hombres, que se vieron obligados a abandonar
los cañones y que su infantería estaba compuesta por hombres de color. Ninguna
de las fuentes miente en su relato, debido a que el Batallón de Infantería de
Línea N°4 solamente existía de nombre y que en la realidad, tanto los Infantes
como los Ingenuos, operaban como unidades independientes cada una con su propia
bandera. La del Ingenuos fue capturada pero la del Infantes logró llegar a
salvo a Mendoza conducida por los restos de este golpeado batallón.
Así terminó la destacada actuación de los denominados
pardos, gente de color que pertenecía al bajo pueblo, preferentemente artesanos
y maestros de oficio. De los aproximadamente 370 hombres que servían en esta
unidad para abril de 1811, apenas lograron llegar a Mendoza unos 94. Una cifra
atroz, ya que entre muertos y prisioneros la unidad perdió el 75% de su fuerza.
Pero este no fue el final de la lucha, ya que en primera instancia fueron
incorporados el 1 de noviembre al batallón de Auxiliares de Córdoba, para luego
ser llamados de forma exclusiva, tanto los Infantes como los Ingenuos y
esclavos chilenos para formar un cuerpo cuando regresaran a Chile. Una vez
ocurrida la victoria de Chacabuco e instalado el gobierno de O’Higgins, este,
mediante un decreto estableció la reorganización del Infantes de la Patria,
participando en la Batalla de Maipú.
Fuentes:
- La actuación del Batallón de Infantes de la Patria durante la Patria Vieja. Claudio Vivanco
- Artesanos Mulatos y Soldados Beneméritos. Hugo Contreras Cruces
- http://ong-oronegro.blogspot.cl
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